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Cali, Valle del Cauca, Colombia
Estudiante de 8o semestre de Lic. en Eduación básica con énfasis en Ciencias Sociales, Fundación Universitaria Católica Lumen Gentim. Asesora pedagógica del Programa Aprendizajes Básicos, Cali. Herramientas & Gestión (Bogotá). 25 años.

viernes, 8 de mayo de 2009

Dinosaurios... ¿sin extinción?


A veces, es inevitable pasar por un aula especifica de alguna institución (ya sea en la que laboramos regularmente o porque simplemente trabajamos hora catedrática) y pensar para nuestros adentros “ese profesor que esta haciendo con esos niños” y hasta en casos extremos como me ha sucedido a mi “ si tuviera hijos, nunca se los soltaría” tan solo porque al pasar, vemos a todos los niños como regañados, como dicen por ahí en el pueblo “acoscambados”, con carita de aburridos mirando para el tablero, mientras el “profe” esta de espaldas llenando el tablero con lo que esta transcribiendo del libro texto de hace mil años. Los niños no pueden preguntar ni por que ni para que, solo tienen derecho a escribir. Otras veces, se paran y hablan horas de lo que esta en el libro y piden que se lo aprendan de memoria; son completamente cerrados a trabajar un nuevo método de trabajo y sus estudiantes no pueden ni hablar, ni correr, ni gritar, ni comer en el salón y mucho menos ir al baño. Solo ellos tienen el poder subyugador y nadie mas sabe. No hay espacio para contar experiencias ni mucho menos lo que paso en el programa de “muñequitos” de la tarde o la mañana anterior y mucho menos para jugar… en la escuela tradicional, el juego queda relegado para las horas de recreo y eso (si es que los profesores los dejan ser felices o el tinto esta muy bueno en la sala de profesores) pero en la clase no se puede jugar y es considerado pecado.

Yo les digo de cariño (sin ofender a nadie por supuesto y si alguien aquí se siente aludido, no es mi intención) los “profes dinosaurios” que si se les pierde el cuaderno amarillo quedan locos y si dan la clase de educación física, se ponen la mejor “pinta” (lo vi en una de las escuelas donde tengo el Programa que asesoro y de echo los niños le llaman “el mago Merlín” imagínense por que).  No hay nada mejor que indagar a los niños, ellos son los mejores asesores en temas de educación, saben mas que uno, lo que no saben se lo inventan, y dicen las cosas tal y como son… sino pregunten de vez en cuando sobre la clase de algún docente en particular y como les parece; no se harán esperar los comentarios. Cuando hago eso e indago a los niños sobre algunos de los profesores del Programa, me escapo de dos cosas: una de morirme de la risa o la otra de hacer PLOP como hace Condorito. Aunque uno no lo crea, son ellos mismos los dueños sus ganas de aprender y que querer aprender… para eso van a la escuela; se supone que la escuela debería ser el sitio mas divertido de todos,  que aprender no debería ser un lastre y además que los conocimientos trasmitidos sirvan de algo para algo y no lo que el profesor diga. Desgraciadamente es todo lo contrario, es lo que el profesor diga, como el lo diga, como lo diga cuaderno planeador, y solo lo que el sabe es valido. Entonces cuando vemos  tanto niño desescolarizado nos aterramos y decimos ¿Por qué? Pero no nos miramos a nosotros mismos y a nuestra labor realizada día a día, donde la gran mayoría de las veces, contribuimos a la deserción.

Las clase magistrales deberían desaparecer y el docente “sabelotodo” también… deberían extinguirse y darle paso a nuevas estrategias de aprendizaje. Darles la oportunidad a los niños de ser los propios y principales actores activos en su educación y no relegarlos a ser los pasivos. Sobretodo, darles la opción de que decidan sobre que quieren saber y darle prioridad a su curiosidad que no descansa y partir de esta para trabajar temas de interés en las clases en base a sus contextos y experiencias significativas para ellos.

Lo mejor que uno puede hacer en clase son dos cosas para garantizar un aprendizaje autónomo y realizar un acompañamiento dirigido de ese proceso que cada niño esta realizando y es primero que todo darles toda la libertad de decisión, enseñarles a respetar opiniones y responsabilidad y en el momento de trasmitir algún conocimiento necesario y particular, que sea un conocimiento donde este claramente definido varias preguntas: el por que, para que, para quien, como, cuando y donde, es decir, que el conocimiento tenga un soporte valido en la vida cotidiana para no enseñar cosas descontextualizadas y sin sentido ni relevancia. Lo mejor y lo mas importante es eso: LA FUNCIÓN que tiene ese conocimiento y el ejemplo mas claro de eso es por ejemplo el enseñar a escribir; cuando un niño de primero esta comenzando a escribir sus primeras letras y esta consolidando su código alfabético, lo peor es llenarlo de planas; las planas no tienen ningún sentido ni función (solo el de aburrir) y esta demostrado porque los tres primeros renglones son muy lindos pero de ahí para abajo ya no se entiende nada. Pero si le demostramos a ese niño que esta comenzando a interesarse por el mundo de las letras, que escribir es divertido y que tiene funciones especificas, se va a divertir mas escribiendo con una función y un sentido a su manera aunque esta manera sea todavía con bolitas o palitos y hasta con regueros de letras sin consistencia alguna. En la vida, estamos rodeados de letras y las utilizamos siempre para comunicar ideas de manera escrita ya sean pensamientos o ideas y los plasmamos en lo que denominamos “patrones culturales” que son los mensajes, las cartas, tarjetas, circulares, afiches, recetas, periódicos, mapas, etc. y tienen unas funciones especificas y un destinatario definido con anterioridad al cual si le escribimos algo conciso como en el caso de una carta, vamos a recibir una respuesta; eso es enseñar con sentido y lo mas importante, es que el niño lo esta experimentando solo ya que es solo el, el que elabora la carta, la receta o el mensaje según sus conocimientos, ideas y sentimientos sin que el profesor lo obligue a escribir lo que este quiere que escriban. En este caso, el docente solo acompaña el proceso y da las pautas para iniciar la construcción del conocimiento y es el estudiante el que decide como hacerlo.

A veces es mas el temor, de que la clase se nos salga de las manos y que de pronto corremos con el riesgo de quedar amarrados en el puesto si los dejamos trabajar solos, pero si los niños están completamente absortos en su propio mundo de ideas y expectativas, créanme que eso no va a ocurrir… y mejor aun si mezclamos la autonomía del trabajo dirigido con el poder dinamizador que posee el juego. El juego es la herramienta estratégica número uno para despertar interés y propiciar el mejor aprestamiento y sirve como puente conector entre la enseñanza y el aprendizaje porque ¿Qué niño se cansa de jugar?