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Cali, Valle del Cauca, Colombia
Estudiante de 8o semestre de Lic. en Eduación básica con énfasis en Ciencias Sociales, Fundación Universitaria Católica Lumen Gentim. Asesora pedagógica del Programa Aprendizajes Básicos, Cali. Herramientas & Gestión (Bogotá). 25 años.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Una ocasión para recordar ( una inaugurada como profe)



Eran las 12:30 p.m. de una tarde del mes de Abril del año 2007 (nunca se me olvidara ese día) cuando llegue al colegio y los niños andaban más alborotados que nunca con la idea de la piscina a la cual iríamos esa tarde junto con los demás niños y niñas de la institución. El polideportivo del barrio donde se encontraba la escuela, había ofrecido una tarifa muy económica para que los estudiantes de la institución pudieran gozar de una tarde de ejercicios y de mucha agua. Yo apenas acaba de recibir mi cargo hacia 1 mes largo para atrás, y la experiencia era completamente nueva para mí: los niños, los otros docentes, la escuela, los padres, las quejas, etc. Ese día, estaba mas asustada que nunca… “¿agua y niños pequeños?... eso es un caos, esa combinación no me suena” pensaba yo.

A la 1: 00 p.m. llegaron los recreacionistas del polideportivo que nos iban a ayudar a llevar los niños hasta allá por que había que trasladarlos a pie por el barrio. Yo andaba aterrada con la idea. Era la primera vez que yo salía del colegio con niños que no eran míos y a una piscina. La noche anterior no pegue ojo, pensando en que podría pasar si Dios no lo quería, algo salía mal.

Después de organizar a los niños en filas, salimos del colegio. Yo andaba con el refrigerio de ellos en la mano y tras de ellos vigilándolos que nos se me fueran a bajar a la calle. A la 1:20 p.m. llegamos al Polideportivo, después de caminar por en medio de un montón de calles llenas de negocios y de tiendas de toda clase, estilos y tamaños; un mini “centro”… me encontré por detrás del colegio.

La llegada al “Poli” fue un caos ya que los niños querían meterse de una la piscina y primero teníamos un homenaje a la bandera. En el kiosco y con mucho ayuda, organizamos a los niños y le rendimos homenaje a la bandera. A eso de la 1:50 p.m. el director del evento, dividió los salones con sus respectivos dinamizadores de actividades y comenzamos a sudar todos: los organizadores, los recreacionistas, los niños…y yo…no podía faltar yo! La recreacionista que le tocó a mi grupo, no se los aguantaba y a cada rato me pedía ayuda para acomodarlos de nuevo. Mire a mi alrededor y vi a las maestras y a la coordinadora sentadas bajo un árbol, riéndose y charlando. Al parecer mi recreacionista no era la única que tenia problemas; todos los demás tenias dificultades con los grupos, pero como no habían maestras por ahí les toco “bandearse” solos.

A las 2:00 p.m. llego el caos total…los niños iba ya a meterse a la piscina y todos andaban ya en vestido de baño; medias, zapatos, pantalonetas, sudaderas y camisetas de uniforme, volaron por todas partes ya me lo suponía que a la hora de volverse a vestir el caos seria peor. Antes debían hacer un calentamiento previo y los pusieron a bailar reggaeton. Hay si no tuvieron problema y bailaron hasta caer rendidos.

A las 2:30 p.m. se dio la orden y todos al agua fueron a dar. Yo andaba detrás de los míos y mas nerviosa que nunca vigilando que no se me fueran a pasar a la piscina de adultos y que no se me fueran a lastimar ni a correr mojados; fue lo primero que les advertí. Pero no fue sino que diera media vuelta para que el accidente que había anticipado pasara y preciso a una de mis niñas; por andar corriendo mojada por el borde de la piscina, se resbalo y se cayó. Yo salí corriendo a recogerla al escuchar sus gritos, pensé que por la naturaleza de la caída y del rebote de su cabecita sobre el pavimento, la herida seria grave… “ahora si, me metí en un lío” pensé, “me van a llover demandas, quejas y hasta la policía me van tirar”. No sabía que era peor, verme encerrada, declarando en la fiscalia, o ver el “traque” que tenia la niña en la cabeza. Me imaginé lo peor. En el fondo yo estaba tranquila por que un accidente lo tiene cualquiera y mas una caída de esas, pero dado en el sitio donde yo estaba laborando el ambiente no era precisamente el de comprensión. Recogí a la niña en medio de un poco de maestras que habían acudido también; la revise y afortunadamente del chichón, no pasaría. La acompañe a buscar hielo y a sentarla en medio de su dolor. El recreacionista coordinador me ayudo a sentarla y por el micrófono hizo lo que ninguna maestra hizo con sus alumnos, decir que por favor no corrieran por los bordes de la piscina mojados por que se podían caer. Al rato mi niña volvió a la piscina y yo detrás de ella más pendiente que nunca.

A las 4:00 p.m. y mientras las maestras seguían debajo del árbol conversando de la vida, sonó un pito para sacar a los niños de la piscina para vestirse he irnos. Como era de suponerse, no falto el “!profe no encuentro…mi camisa, mi pantaloneta, mi media, mi zapato!” fue el caos total y yo como la mamá de los pollitos andaba detrás de ellos ayudándolos a buscar sus ropas y que no se me fueran a perder. Revise a mi niña y vi que el “chicho” era muchísimo mas evidente y grande. Ahora lo único que me faltaba esperar, era a que me llegara la policía a mi casa o una citación. “Me van a regañar y mi mamá me va a pegar, profe…a mi mamá no le gusta que me caiga y siempre me lo dice…que no me caiga” me aterre al oír las quejas de la niña “pero nena, ¿como tu mamá te va a pegar por que te caíste?” “es que acaso ella no sabe que tu eres una niña y que las niñas se caen…eso es normal, ¡es un accidente!” le decía yo.

Ahí fue donde me asuste mas…no solo por lo que me podía pasar, sino por que recordé que al parecer la madre de la niña era bastante estricta y varias veces he recibido quejas por parte de la pequeña por que la mamá le iba a castigar por que se ensució el uniforme, se le perdió el lápiz, una crayola y hasta por que se cae y se lastima. La niña llora mucho en estos casos y a mi me pone los nervios de punta como en el caso de ahora por ejemplo. Pero lo que mas me ha puesto a pensar es que al parecer, los padres han incrementado los castigos y maltratos a sus niños por simplezas y cosas normales en el comportamiento de un niño, como por ejemplo por que se ensució (…pero si estaba lloviendo) por que se le rompieron los zapatos (…de viejos) o se le perdió un lápiz (…pero estamos hablando de niños pequeños y de la escuela) ya que no solo ella me cuenta entre lagrimas esta clase de situaciones que se presentan con sus padres.

Es cierto, los padres me han manifestado continuamente sus gastos en 2, 3 o hasta 5 lápices en una semana pero ¿que pueden esperar? Les digo yo… “estamos en la escuela y ellos no trabajan solos, están rodeados de niños por todos lados, eso es normal…”, pero que los castiguen o los reprendan por eso, si me parece que se sale de contexto.

Aquí vuelvo a poner en juicio la labor del maestro: ¿Dónde queda la enseñanza de los valores desde pequeños? Y después preguntamos ¿! Por que los niños no respetan lo ajeno, a los adultos ni a ellos mismos!? Es por eso que en las clases se debe ser enfático en esa parte, en el respeto por los demás y sus cosas, a cuidar, a respetar a sus compañeritos y a ser niños responsables. Constantemente trabajar cuentos y relatos basados en los valores para contextualizar a los niños y trabajar con ellos en base a una situación significativa es algo bien interesante y una manera divertida, contextualizada y eficaz para trabajar estas situaciones, y no se limitarse a enseñar lo encasillado del currículo planteado por la institución. Es nuestra labor, buscar siempre las estrategias, dinámicas y didácticas que mejor se amolden a nuestras necesidades en el aula.

Definitivamente, esta clase de experiencias, entre otras tantas mas, son las que le ponen ese “picante” a nuestra labor; estas son las anécdotas que nos hacen pensar en lo mucho que vale la pena este trabajo y que si uno no lo amara tanto, no estaría todos los días expuesto a esta clase de “fiascos” risibles.



Les recomiendo, si algún día se quieren reir de lo lindo y con muchas ganas, hagan el ejercicio de sentarse por un rato a recordar; les aseguro que si antes de eso, no le encontraban sentido a nada, después se sentiran los seres humanos mas completos del mundo entero, porque desde nuestra posición y labor tenemos la posibilidad de hacer el cambio.

2 comentarios:

  1. Registro sensible y expresivo. Te cuento que esa foto me parece bien significativa

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  2. Este niño, es una de las mayores inspiraciones y motivo para que yo continue con mi labor...mas adelante te contaré sobre él y el porque de su inmenso significado para mi.

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